Los territorios dominados por los musulmanes se dividían en califatos, llegando a ser el Califato de Córdoba uno de los más importantes de la época. En cada califato había un califa que era la persona que tenía la máxima autoridad política y religiosa; además dictaba las leyes que el pueblo debía cumplir y era el juez más importante.
En las familias eran los hombres los que trabajaban el campo o se dedicaban a la artesanía y al comercio. Las mujeres debían obediencia absoluta a su esposo, a su padre o a su hermano. Los hijos aprendían a leer y a escribir y sólo los hijos de los ricos iban a la universidad, que ya empezaban a existir. Las hijas permanecían en casa. Los esclavos trabajaban en el campo o en los talleres artesanales.
La lengua que se hablaba en todo el Islam era el árabe. Durante aquellos siglos los musulmanes desarrollaron una cultura muy importante.
Para divertirse los musulmanes iban a espectáculos musicales, cómicos o poéticos; hacían bailes, jugaban al ajedrez o acudían a baños públicos.
Los musulmanes estuvieron en la península casi ochocientos años, por lo que nos dejaron una gran influencia en nuestra cultura. Así por ejemplo, las matemáticas las desarrollaron mucho y hoy usamos las cifras que ellos nos enseñaron. En la agricultura introdujeron nuevos sistemas de riego, desconocidos aquí hasta entonces, y el cultivo de plantas que no se conocían, como el arroz, las naranjas o el azafrán. En la artesanía y en la industria desarrollaron la fabricación de objetos de cuero, tejidos, vidrio y cerámica.
Muchas palabras del castellano tienen origen árabe, como Guadalquivir, azulejo, almohada, alcachofa,... También gran parte de nuestros platos típicos tienen este origen.
Pero donde se percibe más notablemente su huella es en las construcciones que nos dejaron y que en gran número siguen en pie. Hoy día son monumentos de gran interés que visitan anualmente millares de personas de todo el mundo. Los musulmanes llamaron Al-Andalus al territorio que conquistaron en la Península Ibérica.
Los territorios dominados por los musulmanes se dividían en califatos, llegando a ser el Califato de Córdoba uno de los más importantes de la época. En cada califato había un califa que era la persona que tenía la máxima autoridad política y religiosa; además dictaba las leyes que el pueblo debía cumplir y era el juez más importante.
En las familias eran los hombres los que trabajaban el campo o se dedicaban a la artesanía y al comercio. Las mujeres debían obediencia absoluta a su esposo, a su padre o a su hermano. Los hijos aprendían a leer y a escribir y sólo los hijos de los ricos iban a la universidad, que ya empezaban a existir. Las hijas permanecían en casa. Los esclavos trabajaban en el campo o en los talleres artesanales.
La lengua que se hablaba en todo el Islam era el árabe. Durante aquellos siglos los musulmanes desarrollaron una cultura muy importante.
Para divertirse los musulmanes iban a espectáculos musicales, cómicos o poéticos; hacían bailes, jugaban al ajedrez o acudían a baños públicos.
Los musulmanes estuvieron en la península casi ochocientos años, por lo que nos dejaron una gran influencia en nuestra cultura. Así por ejemplo, las matemáticas las desarrollaron mucho y hoy usamos las cifras que ellos nos enseñaron. En la agricultura introdujeron nuevos sistemas de riego, desconocidos aquí hasta entonces, y el cultivo de plantas que no se conocían, como el arroz, las naranjas o el azafrán. En la artesanía y en la industria desarrollaron la fabricación de objetos de cuero, tejidos, vidrio y cerámica.
Muchas palabras del castellano tienen origen árabe, como Guadalquivir, azulejo, almohada, alcachofa,... También gran parte de nuestros platos típicos tienen este origen
Pero donde se percibe más notablemente su huella es en las construcciones que nos dejaron y que en gran número siguen en pie. Hoy día son monumentos de gran interés que visitan anualmente millares de personas de todo el mundo.
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